Land Art
En la década de los setenta hubo varios artistas que comenzaron a elaborar obras de arte a partir del medio natural. Nacía asi la corriente artística conocida como Land art, en la que sus creaciones usan el paisaje como soporte o materia prima de la obra. El principio fundamental del Land art es alterar, con sentido artístico, la superficie de la Tierra. Lo peculiar de estas obras es que tienen enormes proporciones, y la mayoría están situadas en lugares remotos.
Las obras suelen ser efímeras, no sobreviven el paso del tiempo, desaparecen debido a la erosión del terreno, la lluvia, las mareas o porque el artista desarma su obra una vez cumplido su propósito. Muy pocas personas pueden observar directamente el Land art, sólo llega a ser conocido por el público a través de películas, fotografías, mapas o dibujos que se exponen en museos y galerías. Esto lleva a una de las contradicciones del Land art, ya que depende de pequeños espacios en museos para darse a conocer.
Se inspira en la arquitectura antigua o los sitios sagrados del pasado más remoto, como son los monolitos o cuadrantes solares prehistóricos del tipo de Stonehenge, tumbas egipcias, montículos funerarios precolombinos, altares o marcas rituales a cielo abierto. Como en el arte primitivo, los diseños usan un mínimo de elementos expresivos y parten de trazos primarios: línea recta, zigzag, círculo, cuadrado, espiral, cruz. A través de la simplicidad, los artistas exponen reflexiones profundas, sobre la relación entre el ser humano y la Naturaleza, entre el mundo trascendente y el mundo natural.
Entre sus autores se encuentran Michael Heizer, Dennos Oppenheim, Maíz Fulton o Christo.
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